#1 Transgénicos y biodiversidad - Introducción
¿Los transgénicos afectan la biodiversidad? ¿Qué dice la evidencia científica acumulada a la fecha? ¿Qué implicancias tiene el uso de transgénicos en países megadiversos?
En 1994 se lanzó al mercado el primer producto transgénico para consumo humano: un tomate diseñado para tardar más en ablandarse y madurar, manteniéndose fresco por más tiempo. Posteriormente surgieron variedades de maíz, soya, algodón y colza modificadas genéticamente. Recientemente piñas, berenjenas y trigo. Son treinta años que esta tecnología fue gradualmente adoptada en la agricultura. Supongo que es tiempo suficiente para saber qué efectos tuvo sobre la biodiversidad.
Al hablar de biodiversidad no solo consideramos la cantidad de especies o formas de vida que podemos identificar. Este concepto también engloba a los ecosistemas (el entorno donde las especies habitan e interactúan) y la diversidad genética (la variedad de formas y características que presentan las especies). Por lo tanto, al evaluar los efectos de los transgénicos sobre la biodiversidad, debemos enfocarnos en esos tres niveles.
“Los transgénicos dañan la biodiversidad” es una afirmación que se repite como una verdad científica incuestionable y que es la base de muchas políticas agrarias y ambientales a nivel global, incluida nuestra moratoria hasta el año 2035. Sin embargo, esta frase pierde fuerza cuando uno se pregunta “¿cómo?”. Las respuestas son variadas: el flujo génico, los herbicidas, las patentes, las grandes corporaciones, etc1. Pero ¿qué dice la evidencia científica?
En 2019, la Plataforma Intergubernamental científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) señaló cinco causas principales de la pérdida de biodiversidad: el cambio de uso del suelo y el mar, el cambio climático, la sobreexplotación de recursos, la contaminación ambiental y las especies exóticas invasoras. No se menciona a los transgénicos ni como causa directa o indirecta a lo largo del documento, aunque sí el modelo productivo bajo el cual se utilizan.
Si el mayor panel de expertos en biodiversidad no encontró evidencia sobre daño a la biodiversidad por los transgénicos, ¿por qué persiste esta afirmación? Es posible que su impacto no sea a nivel global, sino más bien local, y que este sea más pronunciado en países megadiversos. Sin embargo, de los diez países con mayor diversidad del planeta, siete producen transgénicos. Todos nuestros vecinos —con excepción de Ecuador, que prohíbe su producción por mandato constitucional— los cultivan. Por su parte México dejó de otorgar autorizaciones para siembra en 2022.
En las discusiones sobre los cultivos transgénicos, las personas suelen confundir el riesgo con el daño. No todo riesgo (la probabilidad que algo malo ocurra) se materializa en un daño (el efecto adverso observable y medible). Deben darse una serie de condiciones para que esto se dé. Por ejemplo, el riesgo sería que un maíz transgénico con resistencia a insectos plaga afecte también a los polinizadores, y el daño sería una reducción de las poblaciones de abejas en las zonas donde se produce este maíz. ¿Lo segundo ocurre? Lo analizaremos en próximos artículos.
Por principio precautorio todos los cultivos transgénicos se someten a una evaluación de riesgos antes de su liberación al ambiente. Así lo establece el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología. Esto permite identificar los potenciales efectos adversos sobre la biodiversidad con el fin de establecer medidas para controlarlos y gestionarlos o, en el peor de los casos, denegar la autorización correspondiente. Este sistema de bioseguridad, implementado en muchos países, es una de las razones de por qué no se han reportado daños a la biodiversidad hasta el momento.
Además, los cultivos transgénicos se emplean en zonas agrícolas, es decir, en áreas gestionadas por seres humanos y no en espacios naturales. La biodiversidad original de estas zonas fue sustituida por unas pocas especies que nos sirven de alimento, combustible, fibra y otros fines. Medir el impacto de los transgénicos en lugares donde la biodiversidad está afectada, por ejemplo, por el uso de fertilizantes y plaguicidas, o la labranza, puede generar conclusiones que no se ajustan a la realidad. Sin embargo, en estas zonas conocidas como agroecosistemas existe otro tipo de biodiversidad (agrobiodiversidad) que también es importante para nuestra subsistencia. La forma como se mide el impacto cambia porque el enfoque debe ser comparativo: el transgénico frente a su equivalente convencional.
Con este breve artículo introductorio damos inicio a un nuevo tópico en el blog: “Transgénicos y biodiversidad”, donde comentaremos los estudios que analizan los impactos, positivos o negativos, de esta tecnología sobre la biodiversidad, y sus implicancias para un país megadiverso y pluricultural como el Perú.
Analizaremos todas en próximas publicaciones.