Resucitar al mamut
Cómo hacer que una noticia sobre el desarrollo de células madre de elefante asiático se vuelva viral.
Escucho que resucitarán —o “desextinguirán”— al mamut desde mis días universitarios. Por esos años, la novedad fue la secuenciación de ADN obtenido de tejidos fosilizados. En 2008, científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE. UU.) descifraron el genoma completo del mamut lanudo. La prensa enloqueció. Jurassic Park sería una realidad.
Sin embargo, una cosa es tener la información genética del mamut (de unos 4700 millones de pares de base), y otra muy diferente es sintetizar y ensamblar en el laboratorio un genoma de ese tamaño. Aunque hay un atajo: utilizar como base el genoma del elefante asiático (Elephas maximus), su pariente evolutivo más cercano.
Las diferencias genéticas entre el mamut lanudo y el elefante asiático son la mitad de las que hay entre los seres humanos y los chimpancés. Un análisis genético realizado en 2015 de tres elefantes asiáticos y dos mamuts lanudos (uno que vivió hace 20 000 años y otro hace 60 000 años) mostró diferencias en al menos 1642 genes involucrados en diversos procesos fisiológicos: desarrollo de la piel, color del pelaje, metabolismo de grasas, sensación de temperatura, etc., que les confería una mejor adaptación al frío extremo.
En la actualidad contamos con una poderosa herramienta para modificar genes específicos. Se llama CRISPR/Cas y sus desarrolladoras —Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier— ganaron el Premio Nobel de Química en 2020 por ello. En teoría, es se puede obtener la versión mamut de los 1642 genes que difieren en el genoma del elefante asiático.
Tenemos el ADN, la tecnología y los expertos líderes en este campo. Próximamente, tendremos al mamut lanudo. Vivo de nuevo.
En setiembre de 2021, científicos —a cargo del genetista George Church— y diversos emprendedores —como los gemelos Winklevoss (los de la batalla legal con Zuckerberg por Facebook)— fundaron Colossal, una compañía que quiere resucitar al mamut lanudo y reintroducirlo en Siberia. Con 15 millones de dólares de inversión inicial, se propusieron editar el ADN del elefante asiático, recodificando los genes responsables de las características del mamut. Ya no serían los 1642 genes identificados. De acuerdo con Eriona Hysolli, investigadora del laboratorio de Church, solo 65 genes son claves para producir las características distintivas del mamut.
El siguiente paso consistiría en generar embriones de elefante asiático que porten el genoma recodificado de mamut para luego implantarlos en vientres de alquiler. El problema es que nunca se cultivaron cigotos de elefante en el laboratorio. Church propone generar células madre pluripotentes inducidas (iPSC) de elefante que podrían utilizarse para desarrollar placentas, espermatozoides y óvulos.
Y es justo lo que Colossal logró la semana pasada: producir por primera vez iPSC de elefante asiático. Emplearon células endoteliales (que revisten por dentro los vasos sanguíneos) de la placenta de E. maximus. Luego inactivaron los genes TP53 (que protegen a las células de volverse cancerosas, y también, células madre) y, finalmente, le dieron un cóctel de sustancias químicas (factores de transcripción) para reprogramar las células y volverlas pluripotentes (capaces de convertirse en cualquier tejido).
Colossal calcula que para 2028 pueden traer a la vida al mamut lanudo. Aunque en realidad sería un elefante asiático con rasgos de mamut o, simplemente, un elefante tolerante al frío, pues solo posee 65 de los 1642 cambios genéticos requeridos para ser un verdadero mamut. Sin embargo, lo más rescatable del estudio es que desarrollaron células madre de una especie que está en peligro de extinción. Y esto sería clave para salvar al elefante asiático de esta amenaza.
No estoy seguro que podamos revivir al mamut en el corto plazo. La tecnología avanza muy rápido y la edición genética de seguro también. Y quizás no sea el mamut el primer animal extinto que regrese a la vida. Colossal además trabaja en el dodo y el tigre de Tasmania. Es probable que otras compañías y centros de investigación trabajen con otras especies menos conocidas, pero importantes localmente.
Existe un debate ético en curso. Por un lado, si la extinción de una especie fue por la acción humana, ¿tendríamos el deber moral de revertir ese daño? Por otro lado, qué pasa si las especies se extinguieron por procesos naturales. Por ejemplo, no se adaptaron a las condiciones cambiantes del planeta debido a fenómenos climáticos cíclicos (como las eras de hielo) o a catástrofes naturales (como impactos de meteoritos o súper erupciones volcánicas).
Por último está la complejidad de reintroducir a una especie extinta en un hábitat natural. ¿Se comportará como una especie exótica invasora? ¿Alterará el equilibrio alcanzado por el ecosistema tras la extinción de la especie? ¿Se destinará solo a los zoológicos o áreas de cautiverio? ¿Aparecerá un mercado negro de especies extintas o con características similares a la de sus ancestros evolutivos?