Plátanos transgénicos contra el Fusarium
Australia es el primer país en autorizar su producción. ¿Son la solución a la plaga que amenaza el futuro del plátano?
Tal vez los plátanos que disfrutaban nuestros abuelos o bisabuelos de niños eran muy distintos a los que conseguimos hoy en el mercado. ‘Gros Michel’ fue la variedad más consumida en el mundo hasta mediados del siglo XX.
Originario del sureste asiático, fue llevado a la isla de Martinica por oficiales navales franceses a principios del siglo XIX. De ahí se extendió a otras regiones tropicales llegando a Centro y Sudamérica. Se caracterizaba por su mayor tamaño, color intenso, sabor fuerte y cremoso. Su cáscara más gruesa lo protegía de magulladuras. Además, los racimos (de hasta 10 frutos por mano) eran más compactos, lo que facilitaba su transporte.
En 1876 los bananos Gros Michel cultivados en Australia empezaron a marchitarse sin razón aparente, pero no le dieron importancia. En 1890 la enfermedad llegó a Costa Rica y Panamá. En este último país fue donde se desató la peor epidemia en los primeros años del siglo XX. Devastó grandes extensiones de cultivo. Le llamaron “el mal de Panamá”. Recién en 1910 se caracterizó al patógeno responsable en Cuba: un hongo llamado Fusarium oxysporum forma specialis (f.sp.) cubense (Foc).
Foc se diseminó rápidamente por todo el mundo. A fines de la década de 1950 provocó el colapso total del banano Gros Michel. Afortunadamente, unos especímenes conservados en los jardines botánicos del Reino Unido y de la United Fruit Company en Honduras, mostraron resistencia al hongo. Estas plantas descendían de un banano cultivado en 1834 por trabajadores de la finca de William Cavendish, duque de Devonshire.
Gracias al desarrollo de las técnicas de propagación in vitro, clones del banano ‘Cavendish’ inmunes al Foc se distribuyeron rápidamente por todo el mundo. Cubrió el vacío dejado por Gros Michel y, en la actualidad, es la variedad más comercializada. Pero, la historia se vuelve a repetir…
Tropical raza 4
En 1967 reapareció el mal de Panamá en los cultivos de banano Cavendish de Taiwán. Se creyó que se trataba del Foc original. No fue hasta 1994 que se describió como una nueva raza: la tropical número 4 (RT4). Si bien los controles fitosanitarios hoy en día son más rigurosos, lo que ha reducido su capacidad de diseminarse por el mundo, no nos debemos confiar. En 2019 llegó a Colombia (el primer país de Latinoamérica en reportar la enfermedad). Dos años después, SENASA halló cultivos de plátano con síntomas de la enfermedad en Querocotillo, Piura.
El Foc RT4 no tiene cura ni forma de eliminarlo. Puede vivir en el suelo por más de 20 años y dispersarse por el agua, viento y hasta por movimiento de animales y personas (en la ropa y equipos de trabajo contaminados). Nuestra dependencia del banano Cavendish ha convertido a esta variante del hongo en una seria amenaza para la industria bananera mundial.
Esta plaga infecta al banano a través de las raíces y se aloja en los tejidos que transportan el agua y nutrientes (xilema). Al obstruir los vasos conductores de savia, las hojas se marchitan y la planta muere. Y debido a que prácticamente todos los bananos Cavendish son clones, presentan la misma susceptibilidad al Foc RT4.
Ingeniería genética al rescate
En la naturaleza existen bananos que son resistentes al ataque del hongo. Lástima que sean silvestres y no pueden ser consumidos. Sin embargo, se identificaron poblaciones de Musa acuminata ssp. malaccensis con inmunidad innata al ataque del Foc RT4. Si bien este banano puede ser consumido, no son comerciales porque sus frutos son pequeños y con semillas. Lo más valioso son los genes de resistencia que posee, que son la clave para evitar que el banano Cavendish corra con la misma suerte del Gros Michel.
La cuestión es que el plátano moderno perdió la capacidad de reproducirse sexualmente. Se convirtió en una especie triploide (tres copias de su genoma en vez de dos), con frutos partenocárpicos (se generan sin necesidad de polinización) y que carecen de semillas. ¿Cómo podríamos transferir los genes de resistencia con este impedimento? Mediante ingeniería genética.
Utilizando Agrobacterium tumefaciens insertaron el gen RGA2 —responsable de la resistencia al Foc RT4 del banano malaccensis— en el genoma del Cavendish. Las plantitas transgénicas obtenidas en el laboratorio se sembraron en el norte de Australia (zona con presencia del hongo) y las sometieron pruebas por tres años (entre 2012 y 2015). Una de las plantas se mantuvo sana durante todo ese tiempo. Le llamaron QCAV-4.
Los investigadores observaron que cuánto más se expresaba el gen RGA2, mayor era la resistencia de la planta al hongo. Otra cuestión interesante es que el banano Cavendish posee sus propias variantes del gen RGA2 con más del 98.6 % de similitud con relación a la versión transgénica. Esto provocaba cambio en unos 30 aminoácidos. Sin embargo, sus niveles de expresión eran muy bajos. Esto deja una pregunta en el aire: Y si aumentamos la expresión de esos genes innatos, ¿conseguiríamos la resistencia a Foc RT4? Tal vez con edición genética empleando CRISPR/Cas9 se obtenga el mismo resultado.
Evaluación de riesgos
Si bien el banano transgénico resistente al Foc RT4 estuvo listo en 2015, ¿por qué recién ha sido autorizado la semana pasada para producción comercial? Esto se debe a que, por principio precautorio, todo organismo que fue obtenido por ingeniería genética debe demostrar que es seguro para el ambiente y consumo humano.
Para ello, los investigadores hicieron una caracterización molecular del banano transgénico. Ubicaron el lugar donde se introdujo el gen (cromosoma 6) y que este no afecte la expresión de otros genes innatos del organismo. Demostraron que la integración del gen fue estable por cuatro generaciones. Hicieron un análisis de composición química a los bananos transgénicos para ver que todos los valores (carbohidratos, aminoácidos, proteínas, etc.) se encuentren dentro del rango normal para este fruto. Evaluaron su comportamiento agronómico y descartaron la presencia de posibles compuestos alergénicos o tóxicos. El flujo génico a variedades no transgénicas fue descartado (no poliniza). La evaluación de riesgos completa la pueden leer aquí.
La evaluación de riesgos concluye que la liberación comercial [del banano transgénico] plantea riesgos insignificantes para las personas y el medio ambiente y no requiere medidas específicas de gestión de riesgos.
Office of Gene Technology Regulator - Australia
Y, respondiendo la pregunta inicial, este banano transgénico no es la solución definitiva al problema del Foc RT4. No existen las balas de plata. La evolución generará cepas que evadirán la resistencia de la planta. Sin embargo, el estudio evidenció que se pueden generar más variantes del gen RGA2, esta vez empleando herramientas de edición genética. Será más rápido y fácil de obtener variedades resistentes y no requerirán de años para conseguir su autorización por que no serán transgénicas.