Nueva estrategia contra el dengue
El Perú usará mosquitos infectados con Wolbachia para reducir los casos de dengue. Aquí un poco de historia y lo que debes saber sobre esta tecnología.
Los casos de dengue en Perú se han cuadruplicado en los últimos dos años. En 2022, se reportaron alrededor de 60 000 casos. Para 2023, esta cifra se disparó a más de 250 000, con 444 fallecidos. El año pasado cerramos con 280 000 casos y 262 muertes. Este aumento se ha relacionado con el incremento de las temperaturas, pero también pone en evidencia la ineficacia de las estrategias tradicionales para controlar al vector, el mosquito Aedes aegypti. Aunque se siguen inspeccionando criaderos y fumigando viviendas, existen herramientas biotecnológicas más efectivas y menos dañinas para la salud y el ambiente que no se han implementado.

Hasta ahora, el panorama para el 2025 parecía desalentador. Sin embargo, el Ministerio de Salud ha anunciado un proyecto innovador para combatir el dengue mediante el uso de mosquitos infectados con la bacteria Wolbachia, el cual costará unos ocho millones de dólares.
¿Qué es Wolbachia y cómo funciona esta tecnología?
En 1924, los científicos Marshall Hertig y S. Burt Wolbach observaron microorganismos en los órganos internos de diversos insectos. Aunque inicialmente pensaron que eran parásitos relacionados con las rickettsias, un parásito intracelular conocido por causar enfermedades en humanos y animales. Pero sus características biológicas diferían de ellas. Así surgió el nombre Wolbachia, en honor al co-descubridor. Hoy se sabe que al menos el 60 % de los insectos del mundo albergan esta bacteria, que puede heredarse por vía materna.

En 1967, se describió por primera vez un fenómeno conocido como incompatibilidad citoplásmica en el mosquito Culex pipiens, el cual provocaba que ciertos cruces entre machos y hembras resultaran en la muerte de los embriones o una distorsión de la proporción de sexos. Se observó este fenómeno en otros insectos y se sospechaba que los endosimbiontes bacterianos estaban implicados.
Décadas después, en 1992, el profesor Scott O'Neill de la Universidad de Queensland, Australia, descubrió que Wolbachia pipientis era responsable de la incompatibilidad citoplásmica en al menos seis especies de insectos. Lo más interesa era que esta bacteria también podía transferirse a otras especies mediante microinyecciones embrionarias.
En 1997, Seymour Benzer, un reputado biólogo molecular del CalTech, descubrió una cepa de Wolbachia que puede acortar la vida de la mosca de la fruta Drosophila melanogaster. La bacteria permanece inactiva durante el desarrollo de la mosca, pero al llegar a la etapa adulta, prolifera rápidamente dentro de sus tejidos, de manera similar a cómo las palomitas de maíz (pop corn) revientan de un momento a otro dentro de la olla. Por esta razón llamaron a la cepa wMelPop. Esto provoca una muerte prematura en las moscas.

El profesor O'Neill, quién pasó a trabajar en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale (Estados Unidos), leyó el artículo de Benzer y, alrededor del año 2000, se animó a introducir WMelPop en poblaciones de Aedes aegypti, vector del virus del dengue, para acortar su esperanza de vida. En 2004, la investigación recibió financiamiento de la Fundación Bill & Melinda Gates [se la dieron servida a los conspiranoicos].
Más tarde, en 2008, O'Neill descubrió que los insectos infectados con Wolbachia eran menos susceptibles a la mortalidad inducida por una serie de virus de ARN. Este hallazgo cambió el enfoque de su investigación: no solo se podía usar la bacteria para reducir la vida útil del mosquito, sino también para protegerlo de infecciones virales. Finalmente, en 2011, lograron infectar mosquitos Aedes aegypti con una cepa de Wolbachia llamada wMel, que no afectaba su esperanza de vida, pero sí bloqueaba la transmisión del virus del dengue.
Ese mismo año, se probaron estos “wolbitos” (mosquitos infectados con Wolbachia) en dos pequeñas ciudades de Australia, Yorkeys Knob y Gordonvale, con incidencias del dengue relativamente altas. Liberaron entre 10 000 y 22 000 wolbitos semanalmente por dos meses y medio. Dos semanas después observaron que el 100 % de los mosquitos de Yorkeys Knob y el 80 % de Gordonvale portaban la bacteria wMel.
¿Resultados del World Mosquito Program?
Los mosquitos infectados con wMel se liberaron en 2013 en Vietnam, en 2014 en Brasil e Indonesia, y en 2015 en Colombia. En 2017 otros países como México, Sri Lanka, Vanuatu, Fiyi y Kiribati se unieron a la iniciativa y fue cuando el programa “Eliminate Dengue: Our Challenge” pasó a llamarse World Mosquito Program (WMP).
Aunque no lo crean, en 2014, el mismo profesor O’Neill visitó el Perú y presentó las intervenciones que se estaban realizando en esos países. Pero, adivinen qué, no le tomamos en serio y perdimos esa gran oportunidad.
En 2020, se anuncian los primeros resultados de un ensayo controlado aleatorio por grupos del uso de wolbitos en Yogyakarta, Indonesia. Las liberaciones de mosquitos con Wolbachia redujeron la incidencia del dengue en un 77 % y las hospitalizaciones por dengue en un 86 %.
Al año siguiente, se presentan los resultados de Brasil, donde se observó una reducción del 69 % en la incidencia de dengue, 56 % en chikungunya y 37 % en Zika en las áreas donde se liberaron los mosquitos. Por su parte, en Colombia se redujo en un 95 % la incidencia de dengue en el Bello, Medellín e Itagüí (Valle de Aburrá) tras la liberación a gran escala de wolbitos .

¿Cuáles son los pasos por seguir?
Tuvo que pasar una década, siete presidentes e incontables ministros de salud, para incluir una mejor estrategia para controlar al vector del dengue y otros virus como el zika, chikungunya y fiebre amarilla. En abril del 2024, el Instituto Nacional de Salud evaluó la tecnología y concluyó que se debía hacer estudios piloto controlados para determinar su eficacia, seguridad, capacidad de producción a pequeña escala y posterior sostenibilidad de esta intervención.
Los resultados obtenidos por el World Mosquito Program se ven alentadores. De acuerdo con el viceministro de Salud Pública, Ricardo Peña, en febrero arrancaría este proyecto en el Perú en un lugar por definir. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la reducción de la incidencia del dengue no ocurre inmediatamente se liberen los wolbitos.
Primero se debe identificar las zonas donde será usada la tecnología. Para ello, hay que seleccionar áreas endémicas basándose en datos epidemiológicos y climáticos, y elegir una comunidad de control para comparar resultados.
Luego se debe diseñar campañas informativas para las comunidades involucradas, explicando el funcionamiento de los mosquitos con Wolbachia y desmintiendo teorías conspirativas que ya aparecieron.
También se debe establecer un laboratorio local para criar mosquitos infectados con la cepa wMel y garantizar su transmisión a futuras generaciones. Luego hay que liberar miles de wolbitos durante varias semanas para garantizar la colonización de la zona, haciendo monitoreos de dispersión y reproducción periódicos.
Finalmente, se debe comparar la incidencia de dengue en las zonas intervenidas frente a las áreas de control para medir el impacto del proyecto. Y, sobre la base de estos resultados, expandir la intervención a otras regiones endémicas.
Aunque los resultados internacionales son prometedores, implementar esta tecnología en Perú requiere un esfuerzo sostenido. La reducción de casos no será inmediata, y la inestabilidad política podría poner en riesgo el proyecto. Sin embargo, este es un paso importante hacia una solución más efectiva y sostenible. Una vez en marcha, los resultados podrían cambiar el curso del dengue en nuestro país.
Excelente información, y que buenas noticias!