Maíz transgénico es más seguro para el consumo humano
Presenta menor contaminación por hongos y micotoxinas comparado con el maíz convencional.
El maíz es uno de los cereales más importantes en la alimentación humana y animal, pero enfrenta un problema serio: la contaminación por hongos y micotoxinas, especialmente durante el almacenamiento. Es común encontrar en los mercados mazorcas de maíz morado con una capa blanquecina-verdosa en su superficie. Muchas personas piensan que lavando adecuadamente el maíz se eliminan los hongos o que, al hervirlo, estos mueren. No obstante, las micotoxinas que generan pueden resistir las diversas etapas del procesamiento, incluyendo las altas temperaturas.
La contaminación fúngica puede afectar hasta el 25 % de los granos consumidos por humanos y animales. Estudios realizados en el maíz morado mostraron presencia de micotoxinas que superaron los límites máximos permitidos. Esto sucede cuando las mazorcas experimentan daño mecánico o por plagas, que, sumado a las malas condiciones de almacenaje (poca iluminación y alta humedad), facilitan la proliferación de diversas especies de hongos oportunistas, tales como Alternaria, Aspergillus, Fusarium y Penicillium.
Un metaanálisis publicado en Toxins comparó la cantidad de aflatoxinas, fumonisinas, deoxinivalenol y zearalenona en el maíz transgénico y convencional, empleando diversas técnicas cuantitativas como la cromatografía líquida y las pruebas de ELISA.
Los resultados mostraron una reducción del 59 % en fumonisinas, una de las micotoxinas más comunes y peligrosas, en el maíz transgénico. También se observó una disminución del 49 % en aflatoxinas, conocidas por su potencial cancerígeno. En el caso de la zearalenona, que por su capacidad de imitar estrógenos puede provocar desequilibrios hormonales, hubo una reducción de un 51 %, aunque los resultados no fueron concluyentes debido al tamaño limitado de las muestras. Extrañamente, el deoxinivalenol, una micotoxina que genera problemas gastrointestinales y desórdenes alimenticios, los niveles aumentaron un 6 %, pero estos resultados tampoco fueron concluyentes.
Las modificaciones genéticas que confieren resistencia a insectos o tolerancia al estrés hídrico parecen tener un efecto colateral positivo al reducir la contaminación fúngica. Los insectos, las sequías y otros factores estresantes pueden generar daños en los tejidos de las plantas, que sirven de puerta de entrada para los hongos oportunistas y la posterior producción de micotoxinas.
Los maíces transgénicos podrían ser una solución efectiva para disminuir la presencia de micotoxinas y mejorar la seguridad alimentaria. Sin embargo, existe reticencia por parte de los consumidores debido a muchos años de desinformación respecto a su seguridad, la cual es evaluada de forma muy rigurosa antes de su comercialización. Por ejemplo, en esta web pueden revisar los transgénicos autorizados en Europa para consumo humano, incluyendo sus evaluaciones de riesgos correspondientes.