La fragilidad genética de las titancas
La baja diversidad genética, la alta endogamia y su modo de reproducción hacen que la Puya raimondii sea muy susceptible a la extinción.
En octubre de 1996, en el colegio hicimos un viaje de estudios al complejo arqueológico de Vilcashuamán, situado a cuatro horas de la ciudad de Huamanga. En el camino, hicimos una parada para visitar el bosque más grande de puyas de Raimondi, Titankayocc, a más de 3500 metros sobre el nivel del mar. Fue la primera vez que vi esta impresionante planta que alcanza la altura de un edificio de cuatro pisos. “Tiene la inflorescencia más grande del mundo”, nos explicó el profesor.
Las titancas son plantas semélparas. Es decir, solo florecen una vez en su vida al cumplir los cuarenta años, aunque puede retrasarse hasta los cien. Esto significa que dependen de un único evento reproductivo para perpetuar su especie. El problema radica en que, si estas plantas experimentan fluctuaciones climáticas inesperadas, sus extensos periodos de generación y recuperación, junto con su baja tasa de crecimiento poblacional, representan un desafío para su supervivencia. Por ello, está incluida en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
A pesar de la importancia de esta planta en los ecosistemas altoandinos, se sabe poco sobre sus características genómicas. Esto motivó a un grupo internacional de investigadores, con participación peruana, a secuenciar y analizar los genomas de 200 individuos de nueve poblaciones de P. raimondii, distribuidas a lo largo de los Andes peruanos.
Los resultados publicados el mes pasado en New Phytologist muestran una clara división y aislamiento (fragmentación) de las poblaciones estudiadas. Esto complica la eliminación de mutaciones perjudiciales para la especie debido a la alta endogamia. También se detectó una baja diversidad genética dentro de las poblaciones, lo que aumenta su vulnerabilidad a plagas, enfermedades y variaciones abruptas en las condiciones climáticas.
Otro dato interesante fue que P. raimondii experimentó una gran reducción poblacional cercana al 90 % durante la última era glacial del Pleistoceno, del cual nunca se recuperó. Este evento conocido como un “cuello de botella” también afectó a su pariente evolutivo más cercano, Puya macrura, aunque las poblaciones de este último sí pudieron recuperarse, tal vez por ser una planta iterópara, es decir, que tiene múltiples ciclos reproductivos.
La baja diversidad genética y la alta endogamia hacen que las titancas sean muy susceptibles a la extinción. Por ello, es crucial proteger sus hábitats y promover la conservación de esta especie.