No estamos hablando de una receta de cocina. Lo decimos literalmente: hacer que el tomate se vuelva picante. Resulta que el tomate ( Solanum lycopersicum ) y las cinco especies domesticadas de ají y rocoto ( Capsicum sp.) forman parte de la misma familia, las Solanáceas , y hace 19 millones de años compartían un ancestro común . Es decir, en esa época no existían ni el tomate ni el ají, sino una especie que poseía características primitivas de ambos, entre ellas, la capacidad de producir una sustancia llamada capsaicina . Árbol evolutivo del ají. Hace 19,6 millones de años compartían un ancestro común con el tomate y la papa. Fuente: Kim et al . (2017). La capsaicina es la molécula responsable de que el ají pique ( pungencia ) y su concentración varía de acuerdo a la especie, la variedad y las condiciones ambientales durante su desarrollo. La pungencia se debe a que la capsaicina activa las células nerviosas que responden al calor en la lengua de los mamíferos , por l