Hasta ahora creía que era debido al fenómeno de osmosis . Sin embargo, un estudio publicado hoy en Biology Letters propone una explicación alternativa mucho más convincente… Desde hace cientos —o tal vez miles— de años, los humanos han visto con extrañeza cómo sus dedos se arrugan cada vez que son sumergidos en el agua por largos periodos de tiempo. Nosotros mismos nos percatamos de este suceso cada vez que nos damos un baño caliente o un chapuzón en la piscina. La explicación más popular le echaba la culpa a la osmosis: un fenómeno físico típico de las membranas semipermeables , las cuales dejan pasar sólo determinados iones o moléculas de una solución. En este caso, las células que forman parte de la capa externa de la piel dejan pasar el agua provocando un hinchamiento y arrugamiento de la yema de los dedos. Sin embargo, en la década de 1930, se hizo un inesperado descubrimiento: si los nervios de los dedos estaban dañados o si la piel que recubría la yema de los dedos era cortada