Los hongos pueden ser tan pequeños como una levadura o tan grandes como girasoles, se adaptan muy bien a casi cualquier ambiente ya que se pueden alimentar de cualquier cosa, sobre todo de cosas muertas —NO hacen fotosíntesis aunque algunos parezcan plantas. Pero, los hongos microscópicos son sumamente molestosos, contaminando todas nuestras placas petri, tubos de ensayo o frascos donde intentamos germinar alguna semilla o aislar algún microorganismo, por eso, los hongos grandes —basidiomicetos— son los más amigables de todos ellos, crecen rápidamente, liberan sus esporas como si fuera humo o un aroma que emana del basidio y finalmente mueren. Todo esto puede llegar a tomar varios días pero ahora lo veremos en solo noventa segundos.
La mayoría de las personas dan por hecho que el algodón es blanco. Lo vemos así en hisopos, rollos y torundas. Sin embargo, existen de diversos colores, especialmente, en Perú. Marrón, crema, pardo, verde, son algunos de ellos. Como esos algodones no se pueden teñir, la industria textil optó por las variedades de fibra blanca. Muestras de algodón de color. Fuente: Ing. Patricia Ocampo. En la actualidad hay una mayor concienciación por los impactos ambientales que generan los productos que consumimos. La ropa es una de ellas. Los tintes empleados generan contaminación de los cuerpos de agua. En ese contexto, los algodones pigmentados adquieren mayor relevancia, aunque la variedad de colores existentes es muy limitada. La naturaleza tiene infinidad de colores. Un claro ejemplo son las flores: amarillas, azules, rosadas, violetas, rojas y más. Cada pigmento es producido por diversas enzimas que catalizan reacciones químicas para que una molécula se convierta en otra. Por ejemplo, la tiros
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